Un reportero gráfico de la revista del colectivo social «La Garganta Poderosa» fue detenido en las últimas horas por haber filmado un operativo de la Prefectura Naval Argentina en la Villa 21 de Capital Federal.
Responsables de la publicación denunciaron que los efectivos entraron sin orden judicial en la casa del periodista, identificado como Roque, «golpearon a un menor, abusaron a una mujer y luego mantuvieron detenidos e incomunicados en una garita al fotógrafo, a su hermana María Silva Echeverría y a un vecino».
Las detenciones se registraron luego de que el periodista filmara un operativo presuntamente ilegal de los efectivos frente a la casa de Iván Navarro, el joven que sufrió golpes, amenazas, torturas de parte de agentes de la misma fuerza federal.
En la noche del 24 de septiembre de 2016, seis agentes de la Prefectura Naval Argentina detuvieron a Navarro y a un amigo en el barrio Zabaleta «en forma ilegal, los esposaron, los golpearon y amenazaron con matarlos a tiros u obligándolos a arrojarse a las aguas del Riachuelo», según la imputación.
Desde entonces, Navarro y su amigo menor de edad (quienes sufrieron golpes, amenazas y simulacro de fusilamiento) siguen sufriendo el avasallamiento de las fuerzas de seguridad, según denunció la Garganta Poderosa.
En ese contexto, un grupo de prefectos realizaron en la noche del sábado una requisa y habrían golpeado a un chico de 16 años, que se había ido a jugar al fútbol.
Cuando lo familiares lo vieron «con toda la cara hinchada, corriendo, desesperado» pidieron explicaciones a los prefectos, pero los agentes respondieron con gases lacrimógenos y palazos, dijeron los responsables de la Revista.
«Mi hermana cometió la ‘imprudencia’ de preguntarles a los uniformados por qué le habían pegado así a su hijo, ¡un menor! Ahí nomás, la respuesta fue clarísima: ‘Cerrá el orto’», continuó la hermana del fotógrafo detenido.
En un texto difundido por la revista popular, otra hermana del periodista relató en primera persona el violento accionar de los efectivos de Prefectura y denunció que no sólo golpearon a su sobrino sino que también la manosearon a ella, mientras lanzaban comentarios agresivos, misóginos y xenófobos.
«Rompieron mi puerta, me manosearon, apalearon a mi sobrino y secuestraron a mi hermano, por intentar filmar cómo baleaban la casa del vecino que denunció sus torturas», contó Jésica Azcurraire, vecina y asambleísta de la Villa 21.
Azcurraire narró cómo los cuarenta agentes violentos que estaban en el lugar entraron a los golpes a su casa y cómo otros cinco abusaron de ella mientras la golpeaban con palos.
«Me apretaron el cuello, me patearon las piernas y me dieron con sus palos, hasta que uno me puso contra la pared, manoseándome las tetas. Aterrada, grité: ‘¡Soltame, me estás tocando!’. Y peor, me estrujó como una bestia: ‘Callate, puta de mierda. ¡Callate, la re concha de tu madre! Negra de mierda, sucia, bocona’», escribió en el texto difundido por el colectivo.